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"Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora". Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 27.2)   

Cuando un o una profesional  desarrolla una disciplina  corporal siempre es heredera de alguien que ha marcado su camino, de la que es depositaria y deudora.
Nadie niega que los seguidores de una metodología desarrollan su propio camino, aportando sus propias experiencias y enriqueciéndolas en el mejor de los casos. Lo que una persona  aprende de otra, es “propiedad” del alumno. Pero la honestidad profesional y la ética hacen que deba determinar las fuentes donde ha bebido. 

Marta Schinca ha sistematizado una metodología para la pedagogía de la Técnica y Expresión del movimiento (llamada como asignatura "Expresión corporal"), producto de una labor de muchos años en búsquedas y hallazgos para enseñar la materia, en la que se desgranan todas las herramientas de trabajo y se desarrollan en procesos secuenciales progresivos, que aúnan la vivencia y la conciencia en el lenguaje corporal. Asimismo ha buceado en la determinación de  conceptos vitales para la aplicación pedagógica y artística de la Expresión corporal.

Si alguien que se ha formado en su metodología publica libros, artículos, vídeos, desvelando paso a paso los procesos de trabajo, explicando al público todos las fases a seguir, los posibles desarrollos en el uso de las herramientas que con tanta precisión  Schinca había sistematizado, sin revelar su origen e incluso, apropiándose de dicha sistematización, creemos que es algo reprobable y que merecería una reparación, una posible explicación.
Sobre todo, creemos necesario que no se continúe en ese camino, publicando conceptos, desarrollos prácticos, uso de herramientas corporales que tanto esfuerzo ha costado elaborar, sin ningún complejo y sin explicar de dónde provienen, en qué método se han originado y  cómo se aplican.